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miércoles, 10 de diciembre de 2008

LA BOTELLA DE ZAFARRANCHO - RECUERDOS CHUPACÁBRICOS


En los tiempos que anduve trabajando de antrero, en la barra de ayudante de mi carnal, las bromas eran cosa de rutina entre el personal del antro y no nos importaba si estábamos en horario de servicio, incluso era más chido ya que nos lucíamos delante de la raza y poníamos en ridículo al camarada, claro, estábamos expuestos a las mismas pero le atorábamos, el chiste era cotorrear, las bromas iban desde arrojarnos montones de servilletas empapadas de granadina, si era en la cara era como si fuera un tiro de cien puntos, el salsazo, típico de mi carnal, se empapaba el índice de salsa, los compañeros eran muy dados de irse a platicar y recargarse en la barra y en ratos nos daban la espalda, cosa que aprovechaba el Rafa para con la otra mano libre de salsa llamarles por la espalda y éstos al voltear se topaban con el dedo lleno de salsa y se llenaran la cara y los ojos de salsa, aventar limones, servirnos cocteles manchadones, chicotear con la franela mojada sobre aquella barra de cemento y asustar a los que se acercaban, mojarlos con agua mineral, en fin una serie de cosas que por el momento se me olvidan, pero cómo olvidarme de aquella broma que hizo el Rafa aquella vez, estaba un tequila de lanzamiento por aquellos años, hace más de diez, el famoso tequila zafarrancho, no era otra cosa del otro mundo, el tequilita estaba decente y ya, era una botella alargadita y con tapón de corcho, era un tequila amarillento; me acuerdo que ya casi salían todos los clientes, sólo quedaban los típicos borrachines que esperan que uno les invite algo, pero que siempre se las terminan pelando y además son corridos del lugar, pues resulta que mi carnal tomo un pomo vacío de este, y orinó en él y simuló la botella como si le quedaran unas cuantas copas, tal vez unas cuatro, cerró la botella y la puso sobre una mesa, por la cual ya rondaba por algún rato algún cuate con las características antes mensionadas, lo estuvimos observando para ver cual era su reacción al ver ésa botella olvidada, pudimos observar que no tardó tanto en descubrirla, pero como que él a su vez trataba de despistar ya que planeaba salir con ella en la primera oportunidad que tuviera, por otra parte del antro andaban dos de sus cuates, queriendo ligar y regalándo las ridículas florecitas que el Macunaima les vendía a precio de oro a ésas horas de la noche, por fin nos dimos cuenta que tomó la botella y la puso dentro de su pantalón quedando ésta entre su panza y el cinto, así pues levantó las manos en señal de triunfo a su vez que lanzaba un alarido presumiéndoles a sus cuates, enseguida se dirigió a la salida del antro y sus amigos al verlo salieron tras de él, pero tras de éstos salió mi carnal de un brinco de la barra, a la vez que me decía: “Esto no me lo tengo que perder!!!” Yo también quedé muy intrigado de cual sería el final de tal broma y pues no me quedé y ahí voy también al argüende, nos fuimos a distancia y tratando de despistar, iban a paso más o menos acelerado y discutiendo sobre si les iba a invitar un trago o no, era tanta la prisa que al llegar casi a doblar la calle el afortunado de la botella corrió, lo mismo hicimos nosotros, se adentró un poquito en aquel callejón y se recargó sobre la pared, sacó la botella y le dio un gran trago que así como entró a su boca salió también, jajajaja el pobre casi se retorcía en el suelo, se provocó náuseas al mismo tiempo que gritaba insultos sin ton ni son, nos dimos la vuelta y nos regresamos al antro terminar lo que estábamos haciendo acompañados de un gran ataque de risa, incluso hasta lloramos y nos privamos de tanta risa que traíamos, no recuerdo alguna otra vez haber reído más, tal vez igual pero no mejor, es de esas veces que la burla llega al éxtasis, algunas veces lo vimos por ahí en el bar, al afortunado de la botella pero como que ya trataba de evitar ponerse como aquel día que salió hasta con cortesía de la casa.









1 comentario:

CÓNCLAVE dijo...

Jajajaja, no manchen sus antrobromas, jajajaja.

Yo tuve un cuate que insistía en que lo que entraba salía, y en una borrachera se echó como 6 caguamas y todos los orines los ponía en las mismas...

Ah, cabrón, he olvidado cuál fue el resultado.

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